CARTA AL ESPANTAPAJAROS

lunes, 8 de febrero de 2010

Estimado y silvestre espantapájaros:
Esto de que le escriba no debe parecerle extraordinario.
Al fin y al cabo yo siempre lo he admirado......
¡Qué gracia tiene usted, tan peregrina!
¡Qué cordiales y humildes son sus manos!,
verdes y antiguas, que, al compás del viento aspan,
sembrando adioses desmayados!
Nos parecemos mucho. Me siento con usted casi identificado..
Como usted, yo converso con la luna; como usted, divinizo mis harapos.
Y los dos, siempre estamos con los brazos abiertos.
Y escuchamos, absortos y embobados, las múlitiples historias
diminutas que se cuentan los pájaros.
Y ese aire de ciruelo desolado que a mí también me adorna.
Y esa actitud estoica que adoptamos frente al aire y alagua desatados.
Y esa común manera de pararnos en lo alto de las lomas,
para mirar sin prisa los sembrados...
En suma, me parece que, a menudo, soy un espantapájaros.
Por todo esto, colega, la próxima vez que yo sienta
que el corazón me cuelga como un trapo,
voy a ir a buscarlo para salir de juerga, una noche cualquiera, cantando,
con los brazos abiertos, por los campos....
Manuel Lagos del Solar (Chileno)

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